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Si el gobernante atiende a palabras mentirosas, todos sus servidores serán unos impíos.
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El pobre y el opresor tienen esto en común: A ambos el SEÑOR les alumbra los ojos.
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El rey que juzga a los pobres según la verdad afirma su trono para siempre.
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La vara y la corrección dan sabiduría, pero el muchacho dejado por su cuenta avergüenza a su madre.
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Cuando abundan los impíos abunda la transgresión; pero los justos verán la ruina de ellos.
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Corrige a tu hijo y te dará reposo; él dará satisfacciones a tu alma.
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Donde no hay visión el pueblo se desenfrena; pero el que guarda la ley es bienaventurado.
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El siervo no se corrige solo con palabras porque entiende, pero no hace caso.
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¿Has visto a un hombre apresurado en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.
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