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No se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello. Escríbelas en las tablas de tu corazón,
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y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.
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Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia.
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Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas.
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No seas sabio en tu propia opinión: Teme al SEÑOR y apártate del mal,
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porque será medicina para tu carne y refrigerio para tus huesos.
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Honra al SEÑOR con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos.
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