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Las palabras de Agur hijo de Jaqué, de Masá: El hombre dice: “No hay Dios; no hay Dios”. ¿Y acaso podré yo saber?
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Ciertamente yo soy el más ignorante de los hombres y no tengo entendimiento humano.
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No he aprendido sabiduría para conocer al Santo.
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¿Quién ha subido al cielo y ha descendido? ¿Quién reunió los vientos en sus puños? ¿Quién contuvo las aguas en un manto? ¿Quién levantó todos los extremos de la tierra? ¿Cuál es su nombre y el nombre de su hijo, si lo sabes?
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Probada es toda palabra de Dios; él es escudo a los que en él se refugian.
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No añadas a sus palabras, no sea que te reprenda y seas hallado mentiroso.
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Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes que muera:
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Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, y no me des pobreza ni riqueza. Solo dame mi pan cotidiano;
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no sea que me sacie y te niegue o diga: “¿Quién es el SEÑOR?”. No sea que me empobrezca y robe, y profane el nombre de mi Dios.
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No difames al siervo ante su señor; no sea que te maldiga, y seas hallado culpable.
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Hay generación que maldice a su padre y no bendice a su madre.
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Hay generación limpia en su propia opinión, a pesar de que no ha sido lavada de su inmundicia.
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Hay generación cuyos ojos son altivos y cuya vista es altanera.
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Hay generación cuyos dientes son espadas y cuyas mandíbulas son cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra y a los necesitados de entre los hombres.
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La sanguijuela tiene dos hijas: Dame y Dame.
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Tres cosas hay que nunca se sacian, y la cuarta nunca dice: “¡Basta!”. El Seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de agua y el fuego que jamás dice: “¡Basta!”.
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Al ojo que se burla de su padre y menosprecia el obedecer a su madre, sáquenlo los cuervos de la quebrada, y tráguenlo los polluelos del águila.