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Probada es toda palabra de Dios; él es escudo a los que en él se refugian.
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No añadas a sus palabras, no sea que te reprenda y seas hallado mentiroso.
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Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes que muera:
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Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, y no me des pobreza ni riqueza. Solo dame mi pan cotidiano;
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no sea que me sacie y te niegue o diga: “¿Quién es el SEÑOR?”. No sea que me empobrezca y robe, y profane el nombre de mi Dios.
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