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Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes que muera:
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Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, y no me des pobreza ni riqueza. Solo dame mi pan cotidiano;
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no sea que me sacie y te niegue o diga: “¿Quién es el SEÑOR?”. No sea que me empobrezca y robe, y profane el nombre de mi Dios.
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No difames al siervo ante su señor; no sea que te maldiga, y seas hallado culpable.
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Hay generación que maldice a su padre y no bendice a su madre.
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Hay generación limpia en su propia opinión, a pesar de que no ha sido lavada de su inmundicia.
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