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Te guardarán de la mala mujer, de la suavidad de lengua de la extraña.
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En tu corazón no codicies su hermosura ni te prenda ella con sus ojos;
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porque por una prostituta el hombre es reducido a un bocado de pan, y la mujer ajena caza una vida valiosa.
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¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que se quemen sus vestidos?
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¿Andará el hombre sobre las brasas sin que se le quemen los pies?
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Así sucede con el que se enreda con la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la toque.
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¿Acaso no desprecian al ladrón, aunque robe para saciar su apetito cuando tiene hambre,
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y si es sorprendido pagará siete veces y entregará todo lo que posee en su casa?
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Así también el que comete adulterio con una mujer es falto de entendimiento; el que hace tal cosa se destruye a sí mismo.
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Heridas e ignominia encontrará y su afrenta no será borrada;
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porque los celos del hombre son su furor, y él no perdonará en el día de la venganza.
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No aceptará ninguna restitución; ni consentirá, aunque sea grande tu soborno.
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