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Lo rindió con su mucha persuasión; lo sedujo con la suavidad de sus labios.
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En seguida se va tras ella, como va el buey al matadero, como un cordero al que lo ata; va como un venado,
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hasta que una flecha le atraviesa el hígado; como el ave que se apresura a la red y no sabe que le costará la vida.
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