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El temor del SEÑOR es aborrecer el mal. Aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa.
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Míos son el consejo y la eficiente sabiduría; mía es la inteligencia, y mía la valentía.
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Por mí reinan los reyes, y los magistrados administran justicia.
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Por mí gobiernan los gobernantes, y los nobles juzgan la tierra.
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Yo amo a los que me aman, y me hallan los que con diligencia me buscan.
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Conmigo están las riquezas y la honra, los bienes duraderos y la justicia.
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Mejor es mi fruto que el oro, que el oro fino; mis resultados son mejores que la plata escogida.
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