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“¡Oh hombres, a ustedes llamo! Mi voz se dirige a los hijos del hombre.
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Entiendan, ingenuos, la sagacidad; y ustedes, necios, dispongan el corazón.
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Escuchen, porque hablaré cosas excelentes y abriré mis labios para decir cosas rectas.
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Porque mi boca hablará la verdad y mis labios abominan la impiedad.
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Justas son todas las palabras de mi boca; no hay en ellas cosa torcida ni perversa.
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Todas ellas son correctas al que entiende, y rectas a los que han hallado el conocimiento.
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