Explicación, estudio y comentario bíblico de Romanos 11:13-24 verso por verso
Y a ustedes, los gentiles, les digo: Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio
por si de alguna manera pueda provocar a celos a los de mi carne y hacer salvos a algunos de ellos.
Porque si la exclusión de ellos resulta en la reconciliación del mundo, ¡qué será su readmisión sino vida de entre los muertos!
Si la primicia es santa, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
Y si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado entre ellas y has sido hecho copartícipe de la raíz — es decir, de la abundante savia del olivo —
no te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú quien sustentas a la raíz sino la raíz a ti.
Entonces dirás: “Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado”.
Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas. Pero tú por tu fe estás firme. No te ensoberbezcas sino teme;
porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron; pero la bondad para contigo, si permaneces en su bondad. De otra manera, tú también serás cortado.
Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo.
Pues si tú fuiste cortado del olivo silvestre y, contra la naturaleza, fuiste injertado en el buen olivo, ¡cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo!