Explicación, estudio y comentario bíblico de Romanos 2:1-11 verso por verso
Por lo tanto, no tienes excusa, oh hombre, no importa quién seas tú que juzgas, porque en lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo, pues tú que juzgas haces lo mismo.
Pero sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que practican tales cosas.
Oh hombre que juzgas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, ¿supones que escaparás del juicio de Dios?
¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido acumulas sobre ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.
Él recompensará a cada uno conforme a sus obras:
vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción;
pero enojo e ira a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad sino que obedecen a la injusticia;
tribulación y angustia sobre toda persona que hace lo malo (el judío primero, y también el griego);
pero gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien (al judío primero, y también al griego).
Pues no hay distinción de personas delante de Dios.