Explicación, estudio y comentario bíblico de Romanos 2:1-17 verso por verso
Por lo tanto, no tienes excusa, oh hombre, no importa quién seas tú que juzgas, porque en lo que juzgas a otro te condenas a ti mismo, pues tú que juzgas haces lo mismo.
Pero sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que practican tales cosas.
Oh hombre que juzgas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, ¿supones que escaparás del juicio de Dios?
¿O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido acumulas sobre ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.
Él recompensará a cada uno conforme a sus obras:
vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción;
pero enojo e ira a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad sino que obedecen a la injusticia;
tribulación y angustia sobre toda persona que hace lo malo (el judío primero, y también el griego);
pero gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien (al judío primero, y también al griego).
Pues no hay distinción de personas delante de Dios.
Así que todos los que pecaron sin la ley, sin la ley también perecerán; y todos los que pecaron teniendo la ley, por la ley serán juzgados.
Porque no son los oidores de la ley los que son justos delante de Dios sino que los hacedores de la ley serán justificados.
Porque cuando los gentiles que no tienen ley practican por naturaleza el contenido de la ley, aunque no tienen ley son ley para sí mismos.
Ellos muestran la obra de la ley escrita en su corazón, mientras que su conciencia concuerda en su testimonio; y sus razonamientos se acusan o se excusan unos a otros
en el día en que, conforme a mi evangelio, Dios juzgue los secretos de los hombres por medio de Cristo Jesús.
He aquí, tú tienes nombre de ser judío, te apoyas en la ley y te glorías en Dios.