Explicación, estudio y comentario bíblico de Romanos 4:4-15 verso por verso
Al que obra, no se le considera el salario como gracia sino como obligación.
Pero al que no obra sino que cree en aquel que justifica al impío, se considera su fe como justicia.
De igual manera, David también proclama la felicidad del hombre a quien Dios confiere justicia sin obras,
diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos.
Bienaventurado el hombre a quien el Señor jamás le tomará en cuenta su pecado.
Luego, ¿es esta felicidad solamente para los de la circuncisión, o también es para los de la incircuncisión? Pues decimos: A Abraham le fue contada su fe por justicia.
¿Cómo le fue contada? ¿Estando él circuncidado o incircunciso? No fue en la circuncisión sino en la incircuncisión.
Él recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que tenía estando aún incircunciso para que fuera padre de todos los creyentes no circuncidados — para que también a ellos les fuera conferida la justicia — ;
y padre de la circuncisión, de los que no solamente son de la circuncisión sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
Porque la promesa a Abraham y a su descendencia, de que sería heredero del mundo, no fue dada por medio de la ley sino por medio de la justicia de la fe.
Porque si los herederos son los que se basan en la ley, la fe ha sido hecha inútil y la promesa invalidada.
Porque la ley produce ira; pero donde no hay ley tampoco hay transgresión.