Explicación, estudio y comentario bíblico de Romanos 7:4-11 verso por verso
De manera semejante, hermanos míos, ustedes también han muerto a la ley por medio del cuerpo de Cristo para ser unidos con otro, el mismo que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
Porque mientras vivíamos en la carne las pasiones pecaminosas despertadas por medio de la ley actuaban en nuestros miembros a fin de llevar fruto para muerte.
Pero ahora, habiendo muerto a lo que nos tenía sujetos, hemos sido liberados de la ley para que sirvamos en lo nuevo del Espíritu y no en lo antiguo de la letra.
¿Qué, pues, diremos? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Al contrario, yo no habría conocido el pecado sino por medio de la ley; porque no estaría consciente de la codicia si la ley no dijera: No codiciarás.
Pero el pecado, tomando ocasión en el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
Así que, yo vivía en un tiempo sin la ley pero, cuando vino el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
Y descubrí que el mismo mandamiento que era para vida me resultó en muerte
porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó y, por él, me mató.