Explicación, estudio y comentario bíblico de Romanos 8:12-25 verso por verso
Así que, hermanos, somos deudores, pero no a la carne para que vivamos conforme a la carne.
Porque si viven conforme a la carne, han de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las prácticas de la carne, vivirán.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Pues no recibieron el espíritu de esclavitud para estar otra vez bajo el temor sino que recibieron el espíritu de adopción como hijos, en el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”.
El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.
Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Porque considero que los padecimientos del tiempo presente no son dignos de comparar con la gloria que pronto nos ha de ser revelada.
Pues la creación aguarda con ardiente anhelo la manifestación de los hijos de Dios.
Porque la creación ha sido sujetada a la vanidad, no por su propia voluntad sino por causa de aquel que la sujetó, en esperanza
de que aun la creación misma será librada de la esclavitud de la corrupción para entrar a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una sufre dolores de parto hasta ahora.
Y no solo la creación sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos aguardando la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
Porque fuimos salvos con esperanza; pero una esperanza que se ve no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando lo que ya ve?.
Pero si esperamos lo que no vemos, con perseverancia lo aguardamos.