• Salmo 102:3

    Porque mis días se han disipado como humo; mis huesos arden como un brasero.

  • Salmo 102:4

    Mi corazón ha sido herido y se ha secado como la hierba por lo cual me olvidé de comer mi pan.

  • Salmo 102:5

    Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.

  • Salmo 102:6

    Soy semejante al búho del desierto; soy como la lechuza de los sequedales.

  • Salmo 102:7

    Estoy insomne; soy como un pájaro solitario sobre el tejado.

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