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Porque no se acordó de mostrar misericordia, y persiguió al hombre pobre, necesitado y quebrantado de corazón hasta matarlo.
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Amó la maldición; ¡que esta le venga! No quiso la bendición; ¡que se aleje de él!
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Vístase de maldición como de su manto, y entre ella como agua en sus entrañas y como aceite en sus huesos.
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Séale como vestido que lo cubra, y como cinturón que siempre lo ciña.
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Este sea el pago de parte del SEÑOR para con los que me acusan, para los que hablan mal contra mi vida.
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