Salmo de David. El SEÑOR dijo a mi señor: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies”.
El SEÑOR enviará desde Sion el cetro de tu poder; domina en medio de tus enemigos.
En el día de tu poder tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en la hermosura de la santidad. Desde el nacimiento de la aurora tú tienes el rocío de la juventud.
El SEÑOR juró y no se retractará: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.
El Señor está a tu mano derecha; aplastará a los reyes en el día de su ira.
Juzgará entre las naciones; las llenará de cadáveres. Aplastará a los jefes sobre la extensa tierra.
Beberá del arroyo en el camino, por lo cual levantará su cabeza.
Salmo 109
Salmo 111
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