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No a nosotros, oh SEÑOR, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria por tu misericordia y tu verdad.
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¿Por qué han de decir las naciones: “¿Dónde está su Dios?”.
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¡Nuestro Dios está en los cielos! ¡Ha hecho todo lo que ha querido!
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Los ídolos de ellos son de plata y oro, obra de manos de hombres.
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Tienen boca pero no hablan; tienen ojos pero no ven;
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tienen orejas pero no oyen; tienen nariz pero no huelen;
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tienen manos pero no palpan; tienen pies pero no andan; no emiten sonido con su garganta.
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Como ellos, son los que los hacen y todos los que en ellos confían.
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