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Amo al SEÑOR, pues ha escuchado mi voz y mis súplicas,
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porque ha inclinado a mí su oído. Por tanto, le invocaré todos mis días.
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Me rodearon las ataduras de la muerte; me encontraron las angustias del Seol. En angustia y en dolor me encontraba.
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Entonces invoqué el nombre del SEÑOR diciendo: “¡Libra, oh SEÑOR, mi vida!”.
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Clemente y justo es el SEÑOR; sí, misericordioso es nuestro Dios.
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El SEÑOR guarda a los ingenuos; estaba yo postrado, y él me salvó.
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Vuelve, oh alma mía, a tu reposo porque el SEÑOR te ha favorecido.
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Porque tú has librado mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída.
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Andaré delante del SEÑOR en la tierra de los vivientes.
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Creí; por tanto, hablé estando afligido en gran manera.
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Y dije en mi apresuramiento: “Todo hombre es mentiroso”.
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¿Qué daré al SEÑOR por todas sus bendiciones para conmigo?
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Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del SEÑOR.
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Cumpliré mis votos al SEÑOR delante de todo su pueblo.
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Estimada es en los ojos del SEÑOR la muerte de sus fieles.
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Escúchame, oh SEÑOR, porque yo soy tu siervo; soy tu siervo, hijo de tu sierva. Tú rompiste mis cadenas.
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Te ofreceré sacrificio de acción de gracias e invocaré el nombre del SEÑOR.
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Cumpliré mis votos al SEÑOR delante de todo su pueblo
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en los atrios de la casa del SEÑOR, en medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya!