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Justo eres tú, oh SEÑOR, y rectos son tus juicios.
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Has ordenado tus testimonios en justicia y en completa fidelidad.
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Mi celo me ha consumido porque mis enemigos olvidan tus palabras.
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Sumamente pura es tu palabra; tu siervo la ama.
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Aunque soy pequeño y despreciado, no me he olvidado de tus ordenanzas.
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Tu justicia es justicia eterna, y tu ley es la verdad.
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Aflicción y angustia me han alcanzado pero tus mandamientos han sido mi delicia.
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Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento para que viva.
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Clamo con todo mi corazón: Respóndeme, oh SEÑOR, y guardaré tus leyes.
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A ti clamo; sálvame y guardaré tus testimonios.
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Me anticipo al alba e imploro; tu palabra es lo que espero.
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Mis ojos se adelantaron a las vigilias de la noche para meditar en tus palabras.
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Oye mi voz conforme a tu misericordia; oh SEÑOR, vivifícame conforme a tu justicia.
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Se acercan con maldad los que me persiguen; están lejos de tu ley.
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Cercano estás tú, oh SEÑOR; todos tus mandamientos son verdad.
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Hace mucho que he conocido tus testimonios, los cuales estableciste para siempre.