-
Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.
-
Haz bien a tu siervo para que viva y guarde tu palabra.
-
Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
-
Peregrino soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos.
-
Se consume mi alma por anhelar tus preceptos en todo tiempo.
-
Increpaste a los arrogantes; malditos los que se desvían de tus mandamientos.
-
Aparta de mí el oprobio y el desprecio porque he guardado tus testimonios.
-
Aunque los gobernantes se sienten y hablen contra mí, tu siervo meditará en tus leyes.
-
Tus testimonios son mi delicia y también mis consejeros.
-
Mi alma está pegada al polvo; vivifícame según tu palabra.
-
Mis caminos te declaré, y me respondiste; enséñame tus leyes.
-
Hazme entender el camino de tus ordenanzas, y meditaré en tus maravillas.
-
Mi alma llora de ansiedad; sostenme conforme a tu palabra.
-
Aparta de mí el camino de engaño, y enséñame tu ley.
-
He escogido el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.
-
Me he apegado a tus testimonios; oh SEÑOR, no me avergüences.
-
Por el camino de tus mandamientos correré porque das amplitud a mi corazón.
-
Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus leyes, y lo guardaré hasta el fin.
-
Dame entendimiento, y guardaré tu ley; la observaré con todo el corazón.
-
Guíame por la senda de tus mandamientos porque en ella me deleito.
-
Inclina mi corazón a tus testimonios y no a las ganancias deshonestas.
-
Aparta mis ojos para que no vean la vanidad; vivifícame en tu camino.
-
Cumple tu promesa a tu siervo que te teme.
-
Aparta de mí el oprobio que me aterra porque buenos son tus juicios.
-
Mira cómo anhelo tus ordenanzas; vivifícame en tu justicia.
-
Venga a mí tu misericordia, oh SEÑOR; y tu salvación, conforme a tu promesa.
-
Entonces daré respuesta al que me afrenta, porque en tu palabra he confiado.
-
En ningún momento quites de mi boca la palabra de verdad, porque en tu juicio tengo puesta mi esperanza.
-
Tu ley guardaré siempre, para siempre jamás.
-
Andaré en libertad, porque he buscado tus mandamientos.
-
Hablaré de tus testimonios delante de los reyes y no quedaré avergonzado.
-
Me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado.
-
Alzaré mis manos a tus mandamientos, los cuales he amado, y meditaré en tus leyes.
-
Acuérdate de la promesa dada a tu siervo en la cual me has hecho esperar.
-
Esto es mi consuelo en mi aflicción: que tu palabra me ha vivificado.
-
Mucho se han burlado de mí los arrogantes pero yo no me he apartado de tu ley.
-
Oh SEÑOR, me he acordado de tus juicios realizados desde tiempos antiguos y he hallado consuelo.
-
La indignación se apoderó de mí, a causa de los impíos que abandonan tu ley.
-
Tus leyes han sido cánticos para mí en el ámbito de mis peregrinaciones.
-
Oh SEÑOR, en la noche me he acordado de tu nombre y he guardado tu ley.
-
Esto me ha acontecido porque guardé tus mandamientos.
-
Tú eres mi porción, oh SEÑOR; me he propuesto guardar tus palabras.
-
He implorado tu favor de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra.
-
Consideré mis caminos y volví mis pies a tus testimonios.
-
Me apresuré, y no me retardé, a guardar tus mandamientos.
-
Las cuerdas de los impíos me rodearon pero no me olvidé de tu ley.
-
A medianoche me levanto para darte gracias por tus justos juicios.
-
Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus ordenanzas.
-
De tu misericordia está llena la tierra. Oh SEÑOR, enséñame tus leyes.
-
Has hecho bien a tu siervo, oh SEÑOR, conforme a tu palabra.
-
Enséñame buen sentido y sabiduría porque tus mandamientos he creído.
-
Antes que fuera humillado, yo erraba; pero ahora guardo tu palabra.
-
Tú eres bueno y bienhechor; enséñame tus leyes.
-
Los soberbios forjaron engaño contra mí pero yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.
-
El corazón de ellos se ha vuelto insensible como sebo; pero yo me he deleitado en tu ley.
-
Bueno me es haber sido afligido para que aprenda tus leyes.
-
Mejor me es la ley que procede de tu boca que miles de piezas de oro y plata.
-
Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender para que yo aprenda tus mandamientos.
-
Los que te temen me verán y se alegrarán, porque en tu palabra he puesto mi esperanza.
-
Conozco, oh SEÑOR, que tus juicios son justos y que conforme a tu fidelidad me has afligido.
-
Que tu bondad me consuele conforme a lo que has prometido a tu siervo.
-
Llegue a mí tu misericordia para que yo viva, porque tu ley es mi delicia.
-
Sean avergonzados los arrogantes porque con engaño me han agraviado. Pero yo meditaré en tus preceptos.
-
Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios.
-
Sea mi corazón íntegro en tus leyes para que no sea yo avergonzado.
-
Desfallece mi alma en espera de tu salvación; en tu palabra he puesto mi esperanza.
-
Desfallecen mis ojos en espera de tu palabra diciendo: “¿Cuándo me consolarás?”.
-
Aunque he sido como un odre en medio del humo, no me he olvidado de tus leyes.
-
¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen?
-
Los arrogantes me han cavado fosas, lo que no está de acuerdo con tu ley.
-
Todos tus mandamientos son fieles. Con engaño me persiguen; ayúdame.
-
Casi me han eliminado de la tierra pero yo no he abandonado tus ordenanzas.
-
Vivifícame conforme a tu misericordia y guardaré los testimonios de tu boca.
-
Para siempre, oh SEÑOR, permanece tu palabra en los cielos.
-
Por generación y generación es tu fidelidad; estableciste la tierra, y se mantiene firme.
-
Por tu mandato permanecen hasta hoy porque todos ellos son tus siervos.
-
Si tu ley no hubiera sido mi delicia ya habría perecido yo en mi aflicción.
-
Nunca jamás me olvidaré de tus ordenanzas porque con ellas me has vivificado.
-
Tuyo soy; sálvame porque he buscado tus ordenanzas.
-
Los impíos me han esperado para destruirme pero yo estoy atento a tus testimonios.
-
A todo lo perfecto le veo límite pero tu mandamiento es sobremanera amplio.
-
¡Cuánto amo tu ley! Todo el día ella es mi meditación.
-
Por tus mandamientos me has hecho más sabio que mis enemigos, porque para siempre son míos.
-
He comprendido más que todos mis instructores porque tus testimonios son mi meditación.
-
He entendido más que los ancianos porque he guardado tus ordenanzas.
-
De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra.
-
No me aparté de tus juicios porque tú me has enseñado.
-
¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, más que la miel en mi boca!
-
De tus ordenanzas adquiero inteligencia; por eso aborrezco todo camino de mentira.
-
Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.
-
He jurado guardar tus justos juicios, y lo he de cumplir.
-
Oh SEÑOR, afligido estoy en gran manera; vivifícame conforme a tu palabra.
-
Sean agradables a ti, oh SEÑOR, las ofrendas de mi boca; y enséñame tus juicios.
-
De continuo está mi vida en peligro pero no me olvido de tu ley.
-
Los impíos me pusieron trampa pero no me desvié de tus ordenanzas.
-
Tus testimonios son mi heredad para siempre porque ellos son el gozo de mi corazón.
-
He inclinado mi corazón para poner por obra tus leyes de continuo y hasta el fin.
-
Aborrezco a los de doble ánimo pero amo tu ley.
-
Mi refugio y mi escudo eres tú; en tu palabra he puesto mi esperanza.
-
Apartaos de mí, malhechores, pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.
-
Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; no me avergüences con respecto a mi esperanza.
-
Sostenme, y seré salvo; siempre me deleitaré en tus leyes.
-
Desprecias a todos los que se desvían de tus leyes pues su astucia es un engaño.
-
Hiciste que todos los impíos de la tierra fueran consumidos como escoria; por tanto, he amado tus testimonios.
-
Mi cuerpo se estremece por temor a ti y tengo reverencia por tus juicios.
-
El derecho y la justicia he practicado; no me abandones ante mis opresores.
-
Sé fiador de tu siervo para bien; no me hagan violencia los orgullosos.
-
Mis ojos desfallecen por tu salvación y por tu justa promesa.
-
Haz con tu siervo según tu misericordia y enséñame tus leyes.
-
Yo soy tu siervo; dame entendimiento para que conozca tus testimonios.
-
Ya es hora de actuar, oh SEÑOR, porque han violado tu ley.
-
Por eso amo tus mandamientos más que el oro, más que el oro puro.