-
Enséñame, oh SEÑOR, el camino de tus leyes, y lo guardaré hasta el fin.
-
Dame entendimiento, y guardaré tu ley; la observaré con todo el corazón.
-
Guíame por la senda de tus mandamientos porque en ella me deleito.
-
Inclina mi corazón a tus testimonios y no a las ganancias deshonestas.
-
Aparta mis ojos para que no vean la vanidad; vivifícame en tu camino.
-
Cumple tu promesa a tu siervo que te teme.
-
Aparta de mí el oprobio que me aterra porque buenos son tus juicios.
-
Mira cómo anhelo tus ordenanzas; vivifícame en tu justicia.
-
Venga a mí tu misericordia, oh SEÑOR; y tu salvación, conforme a tu promesa.
-
Entonces daré respuesta al que me afrenta, porque en tu palabra he confiado.
-
En ningún momento quites de mi boca la palabra de verdad, porque en tu juicio tengo puesta mi esperanza.
-
Tu ley guardaré siempre, para siempre jamás.
-
Andaré en libertad, porque he buscado tus mandamientos.
-
Hablaré de tus testimonios delante de los reyes y no quedaré avergonzado.
-
Me deleitaré en tus mandamientos, los cuales he amado.
-
Alzaré mis manos a tus mandamientos, los cuales he amado, y meditaré en tus leyes.