-
Tú mandaste que tus ordenanzas fuesen muy guardadas.
-
¡Ojalá fuesen estables mis caminos para guardar tus leyes!
-
Entonces yo no sería avergonzado al observar todos tus mandamientos.
-
Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprenda tus justos juicios.
-
Tus leyes guardaré; no me abandones por completo.
-
¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra
-
Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
-
En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.
-
¡Bendito seas tú, oh SEÑOR! Enséñame tus leyes.
-
Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
-
Me he gozado en el camino de tus testimonios más que sobre toda riqueza.
-
En tus ordenanzas meditaré; consideraré tus caminos.
-
Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.
-
Haz bien a tu siervo para que viva y guarde tu palabra.
-
Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
-
Peregrino soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos.
Continúa después de la publicidad