-
Que tu bondad me consuele conforme a lo que has prometido a tu siervo.
-
Llegue a mí tu misericordia para que yo viva, porque tu ley es mi delicia.
-
Sean avergonzados los arrogantes porque con engaño me han agraviado. Pero yo meditaré en tus preceptos.
-
Vuélvanse a mí los que te temen y conocen tus testimonios.
-
Sea mi corazón íntegro en tus leyes para que no sea yo avergonzado.
-
Desfallece mi alma en espera de tu salvación; en tu palabra he puesto mi esperanza.
-
Desfallecen mis ojos en espera de tu palabra diciendo: “¿Cuándo me consolarás?”.
-
Aunque he sido como un odre en medio del humo, no me he olvidado de tus leyes.
Continúa después de la publicidad