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Cada uno habla falsedad con su prójimo, con labios lisonjeros; hablan con doblez de corazón.
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El SEÑOR destruirá todos los labios lisonjeros, la lengua que habla grandezas.
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Dijeron: “Por nuestra lengua prevaleceremos. Si nuestros labios están a nuestro favor, ¿quién más se hará nuestro señor?”.
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