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Libra mi alma, oh SEÑOR, de los labios mentirosos y de la lengua fraudulenta.
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¿Qué se te dará, o qué te aprovechará, oh lengua engañosa?
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¡Afiladas flechas de guerrero con brasas de retama!
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¡Ay de mí, que soy peregrino en Mesec, y habito en las tiendas de Quedar!
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Mucho tiempo ha habitado sola mi alma con los que aborrecen la paz.
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