-
Bendito sea el SEÑOR, que no nos entregó como presa a los dientes de ellos.
-
Nuestra alma escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. Se rompió la trampa, y nosotros escapamos.
-
Nuestro socorro está en el nombre del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.
Continúa después de la publicidad