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Los aradores araron sobre mis espaldas; hicieron largos sus surcos.
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Pero el SEÑOR es justo; cortó las cuerdas de los impíos”.
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Sean avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sion.
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Sean como la hierba sobre los techos, que se seca antes que crezca.
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De ella no llena su mano el segador, ni su regazo el que hace gavillas.
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