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No fueron encubiertos de ti mis huesos a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra.
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Tus ojos vieron mi embrión y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello.
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¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
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