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¡Oh Dios, si dieras muerte al impío de modo que los sanguinarios se apartaran de mí!
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Porque contra ti urden planes; se rebelan en vano contra ti.
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¿Acaso no aborrezco, oh SEÑOR, a los que te aborrecen y contiendo contra los que se levantan contra ti?
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Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.
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Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.
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Ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno.
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