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¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia?
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Si subo a los cielos, allí estás tú; si en el Seol hago mi cama, allí tú estás.
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Si tomo las alas del alba y habito en el extremo del mar,
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aun allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra.
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Si digo: “Ciertamente, las tinieblas me encubrirán y se hará noche la luz que me rodea”,
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aun las tinieblas no encubren de ti y la noche resplandece como el día. Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
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Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre.
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Te doy gracias, porque hashecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.
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No fueron encubiertos de ti mis huesos a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra.
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Tus ojos vieron mi embrión y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello.
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¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
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Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo.
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¡Oh Dios, si dieras muerte al impío de modo que los sanguinarios se apartaran de mí!