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Salmo de David. Oh SEÑOR, a ti clamo; acude pronto a mí. Escucha mi voz cuando te invoco.
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Sea constante mi oración delante de ti, como el incienso; mis manos alzadas, como el sacrificio del atardecer.
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Pon, oh SEÑOR, guardia a mi boca; guarda la puerta de mis labios.
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No dejes que mi corazón se incline a cosa mala para hacer obras perversas con los hombres que obran iniquidad. No coma yo de sus manjares.
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