-
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí; porque está a mi mano derecha no seré movido.
-
Por tanto, se alegró mi corazón y se gozó mi lengua. También mi cuerpo descansará en seguridad.
-
Pues no dejarás mi alma en el Seol ni permitirás que tu santo vea corrupción.
-
Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu diestra para siempre.
Continúa después de la publicidad