-
Perfecto es el camino de Dios; probada es la palabra del SEÑOR. Él es escudo a todos los que en él se refugian.
-
Porque, ¿quién es Dios fuera del SEÑOR? ¿Quién es Roca aparte de nuestro Dios?
-
Dios es el que me ciñe de vigor y hace perfecto mi camino.
-
Hace que mis pies sean ágiles como los del venado, y me mantiene firme sobre mis alturas.
-
Adiestra mis manos para la batalla; así mis brazos pueden tensar el arco de bronce.
-
Me has dado el escudo de tu salvación; tu mano derecha me ha sustentado, y tu condescendencia me ha engrandecido.
-
Tú has ensanchado mis pasos debajo de mí para que no tiemblen mis tobillos.
-
Perseguí a mis enemigos y los alcancé; no volví sino hasta acabarlos.
-
Los golpeé, y no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies.
-
Me ceñiste de poder para la batalla; doblegaste a mis enemigos debajo de mí.
-
Hiciste que mis enemigos me dieran las espaldas, y destruí a los que me aborrecían.
-
Clamaron pero no hubo quien los salvara. Clamaron al SEÑOR pero él no les respondió.
-
Los desmenucé como polvo ante el viento; los deshice como lodo de la calle.
-
Tú me libraste de las contiendas del pueblo y me pusiste como jefe de las naciones. Aun los pueblos que yo no conocía me sirvieron.
-
Apenas oían de mí, me rendían obediencia. Los hijos de los extranjeros me adulaban.
-
Los hijos de los extranjeros se desvanecían y salían temblando de sus escondrijos.