-
En mi angustia invoqué al SEÑOR y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
-
La tierra se estremeció y tembló; se conmovieron los cimientos de las montañas. Se estremecieron porque él se airó.
-
Humo subió de su nariz; de su boca salió fuego consumidor, y carbones encendidos saltaban de él.
-
Inclinó los cielos y descendió; una densa oscuridad había debajo de sus pies.
-
Cabalgó sobre un querubín y voló; se remontó sobre las alas del viento.
-
Puso tinieblas alrededor de sí como su morada secreta; su cubierta es oscuridad de aguas y densas nubes.
-
Por el resplandor de su presencia fueron atravesadas las nubes por el granizo y los carbones de fuego.
-
El SEÑOR tronó en los cielos; el Altísimo dio su voz: granizo y carbones de fuego.
-
Envió sus flechas y los dispersó; arrojó relámpagos y los desconcertó.
-
A tu reprensión, oh SEÑOR, por el soplo del aliento de tu nariz se hicieron visibles los lechos de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo.
-
Envió desde lo alto y me tomó; me sacó de las aguas caudalosas.
-
Me libró de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
-
Se enfrentaron a mí el día de mi desgracia pero el SEÑOR fue mi apoyo.
-
Él me sacó a un lugar espacioso; me libró porque se agradó de mí.