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¿Quién entenderá los errores? ¡Líbrame de los que me son ocultos!
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Asimismo, guarda a tu siervo de los arrogantes; que ellos no se enseñoreen de mí. Entonces seré íntegro y limpio de gran rebelión.
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Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR, Roca mía y Redentor mío.
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