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Y ahora, oh reyes, sean sabios; acepten la corrección, oh gobernantes de la tierra.
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Sirvan al SEÑOR con temor y alégrense con temblor.
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Besen al hijo, no sea que se enoje y pierdan el camino; pues se enciende de pronto su ira. ¡Bienaventurados todos los que en él se refugian!
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