-
Se presentan los reyes de la tierra, y los gobernantes consultan unidos contra el SEÑOR y su ungido, diciendo:
-
“¡Rompamos sus ataduras! ¡Echemos de nosotros sus cuerdas!”.
-
El que habita en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.
-
Entonces les hablará en su ira y los turbará en su furor:
-
“¡Yo he instalado a mi rey en Sion, mi monte santo!”.
-
Yo declararé el decreto: el SEÑOR me ha dicho: “Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy.
-
Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra.
-
Tú los quebrantarás con vara de hierro; como a vasija de alfarero los desmenuzarás”.
-
Y ahora, oh reyes, sean sabios; acepten la corrección, oh gobernantes de la tierra.
-
Sirvan al SEÑOR con temor y alégrense con temblor.
-
Besen al hijo, no sea que se enoje y pierdan el camino; pues se enciende de pronto su ira. ¡Bienaventurados todos los que en él se refugian!
Continúa después de la publicidad