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Contra mí abrieron su boca, como león voraz y rugiente.
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Soy derramado como el agua; todos mis huesos se han desarticulado. Mi corazón está como cera y se ha derretido en medio de mis entrañas.
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Mi vigor se ha secado como un tiesto, y mi lengua se ha pegado a mi paladar. Me has puesto en el polvo de la muerte.
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Los perros me han rodeado; me ha cercado una pandilla de malhechores, y horadaron mis manos y mis pies.
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