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Reparten entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echan suertes.
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Pero tú, oh SEÑOR, no te alejes. Fortaleza mía, apresúrate para ayudarme.
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Libra mi alma de la espada; libra mi única vida de las garras de los perros.
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Sálvame de la boca del león y de los cuernos de los toros salvajes. ¡Me has respondido!
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