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No me he sentado con los hombres falsos ni tengo tratos con los hipócritas.
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Aborrezco la reunión de los malhechores; nunca me he sentado con los impíos.
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Lavaré mis manos en inocencia e iré alrededor de tu altar, oh SEÑOR,
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para proclamar con voz de agradecimiento y contar todas tus maravillas.
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Oh SEÑOR, he amado la habitación de tu casa, el lugar de la morada de tu gloria.
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No recojas mi alma junto con los pecadores ni mi vida con los hombres sanguinarios,
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