• Salmo 30:6

    Yo dije en medio de mi tranquilidad: “No seré movido jamás”.

  • Salmo 30:7

    Tú, oh SEÑOR, por tu buena voluntad estableciste mi monte con poder. Pero escondiste tu rostro, y quedé turbado.

  • Salmo 30:8

    A ti, oh SEÑOR, invocaré; al Señor suplicaré:

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