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Salmo de David. Masquil. Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y ha sido cubierto su pecado.
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Bienaventurado el hombre a quien el SEÑOR no atribuye iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
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Mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
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Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; mi vigor se convirtió en sequedades de verano. Selah
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Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: “Confesaré mis rebeliones al SEÑOR”. Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
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Por eso orará a ti todo fiel en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente en la inundación las caudalosas aguas no llegarán a él.
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Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia y con cánticos de liberación me rodearás. Selah
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“Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos.
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No sean sin entendimiento como el caballo o como el mulo, cuya boca ha de ser frenada con rienda y freno; de otro modo, no se acercan a ti”.
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Muchos dolores tendrá el impío; pero la misericordia cercará al que espera en el SEÑOR.
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Oh justos, alégrense en el SEÑOR y gócense; canten con júbilo todos los rectos de corazón.
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