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Salmo de David, cuando cambió su conducta ante Abimelec, y este lo echó, y él se fue. [2]Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca.
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En el SEÑOR se gloriará mi alma; lo oirán los mansos y se alegrarán.
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Engrandezcan al SEÑOR conmigo; ensalcemos juntos su nombre.
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Yo busqué al SEÑOR, y él me oyó y de todos mis temores me libró.
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Los que a él miran son iluminados; sus rostros no serán avergonzados.
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Este pobre clamó, y el SEÑOR le escuchó y lo libró de todas sus angustias.
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El ángel del SEÑOR acampa en derredor de los que le temen, y los libra.
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Prueben y vean que el SEÑOR es bueno. ¡Bienaventurado el hombre que se refugia en él!
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