-
No se alegren de mí los que sin razón son mis enemigos ni guiñen el ojo los que me aborrecen sin causa.
-
Porque no hablan paz, y contra los mansos de la tierra traman engaños.
-
Ensanchan contra mí su boca diciendo: “¡Ajá, ajá, nuestros ojos lo han visto!”.
-
Tú lo has visto. Oh SEÑOR, no te hagas el sordo; oh Señor, no te alejes de mí.
Continúa después de la publicidad