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Oh SEÑOR, Dios mío, hazme justicia conforme a tu rectitud. Que no se alegren de mí
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ni digan en su corazón: “¡Ajá, esto es lo que queríamos!”. Ni digan: “¡Lo hemos devorado!”.
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Sean avergonzados y humillados a una los que se alegran de mi mal. Que se vistan de vergüenza y confusión los que se engrandecen contra mí.
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Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: “¡Sea ensalzado el SEÑOR, que se complace en el bienestar de su siervo!”.
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