-
Oh SEÑOR, hasta los cielos alcanza tu misericordia; y hasta las nubes, tu fidelidad.
-
Tu justicia es como las montañas de Dios; y tus juicios, como el gran océano. Oh SEÑOR, que conservas al hombre y al animal,
-
¡cuán preciosa es, oh Dios, tu bondad! Por eso los hijos del hombre se refugian bajo la sombra de tus alas.
-
Se sacian de la abundancia de tu casa; les das a beber del torrente de tus delicias.
-
Ciertamente contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.
-
Extiende tu bondad a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
-
Que no venga contra mí el pie de la soberbia ni me desplace la mano de los impíos.
-
Entonces caerán los que obran iniquidad; serán derribados y no podrán levantarse.
Continúa después de la publicidad