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Los que buscaban mi vida armaron trampas, y los que procuraban mi mal profirieron amenazas. Maquinaban fraudes todo el día.
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Pero yo, como si fuera sordo, no escuchaba, y era como un mudo que no abre la boca.
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Actué como un hombre que no oye, y en cuya boca no hay amonestación.
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Pues en ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, oh SEÑOR, Dios mío.
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Porque dije: “No sea que se alegren de mí y, cuando resbale mi pie, se enaltezcan sobre mí”.
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Porque yo estoy a punto de caer, y mi dolor está delante de mí continuamente.
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Por eso confesaré mi iniquidad; me acongojaré por mi pecado.
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Porque mis enemigos están vivos y fuertes; se han aumentado los que me aborrecen sin motivo.
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