-
Oh Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi gemido no te es oculto.
-
Mi corazón palpita fuertemente, y mi vigor me ha abandonado. Aun la luz de mis ojos ya no está conmigo.
-
Mis amigos y compañeros se han apartado de mi plaga; mis parientes se han mantenido alejados.
-
Los que buscaban mi vida armaron trampas, y los que procuraban mi mal profirieron amenazas. Maquinaban fraudes todo el día.
-
Pero yo, como si fuera sordo, no escuchaba, y era como un mudo que no abre la boca.
-
Actué como un hombre que no oye, y en cuya boca no hay amonestación.
-
Pues en ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, oh SEÑOR, Dios mío.
-
Porque dije: “No sea que se alegren de mí y, cuando resbale mi pie, se enaltezcan sobre mí”.
-
Porque yo estoy a punto de caer, y mi dolor está delante de mí continuamente.
-
Por eso confesaré mi iniquidad; me acongojaré por mi pecado.
-
Porque mis enemigos están vivos y fuertes; se han aumentado los que me aborrecen sin motivo.